miércoles, 16 de mayo de 2012

De ir a clase a ir a la mierda

Estoy en la mierda. En el fondo de la mierda. Mis expresiones faciales respetan más que nunca las leyes de la gravedad... Cabeza caída, ojos caídos, boca abierta, barbilla a un metro de distancia del labio superior y los cojones por los suelos... (es verdad que esto último no corresponde a la morfología facial pero ¡bah!) Pero dios mio cuanta mala leche acumulo en este cuerpo.

Ya es definitivo y oficial... echo de menos las clases... incluso las de profesores insoportables, crispantes, soporíferos, etc. Da igual el que sea. Nunca he tenido nada en contra de las clases sino de los trabajos y el estudio... Más del estudio que los trabajos.

Pero, ¿qué hay de esas tardes a las 4 entrando por una puerta dispuesto a darlo todo viendo el interviú (no pienses mal sigue leyendo), metiéndote en tuenti, facebook, twitter,...? En definitiva, ir a hacer nada mientras un profesor gasta saliva. Entras, cruzas sonrisas y miradas y te sientas a perder el tiempo. Porque es lo mismo perder el tiempo que ir a clase. No nos engañemos. Dirás: "Sí, pero al menos te suena y después cuando vas a estudiar no te cuesta tanto" Y yo te digo: "¡Y una mierda, mierdaaa!". Es sorprendente hasta que punto nos llegamos a engañar para no mortificarnos. Yo al menos voy a clase y cuando llega la hora de estudiar digo: "¿Pero esto qué es?" El chino es un idioma tan familiar como lo que hay escrito en el papel. Es que claro, llevarse clases y clases metido en Interviú para ver los espléndidos cuerpos de María José Galera y Aramís Fuster es una distracción más que justificada... Bueno, eso y ver vídeos de caída a lo ESO en informática. Todo lo relatado anteriormente es cierto. Te preguntarás "¿Este tío ha madurado?" ¿Pero qué es eso? A ver. 

Pues que me amargo solo, en mi casa, aburrido y por hacer algo escribo semejante bazofia. Es que las clases te marcan una rutina, una actividad, unos hábitos sociales en los que te relacionas con el resto de la gente, y en mi casa con quien me relaciono es con la pared. Ir a clase es beneficioso para la salud. Al menos en mi caso. Que estar solo me lleva a ingerir galletas y chocolate y si le quitas las clases, sustituyo la poca sangre que queda en mis venas por colesterol puro. Así, directamente. Pero si sólo daba el paseillo de mi casa al aulario. Así voy. 9 kilazos ¡9! y subiendo.

Para satisfacción extrema. Hoy he recogido a mi prima del colegio y una madre de una compañera suya me dice "Uy, cómo te ha cambiado la cara" (pensaba para mí "Sí venga llámame gordo insensible"). Respondí "Han pasado 4 años es normal que me cambie la cara". "Sí, bueno me he fijado y te he notado muy distinto, te ha cambiado mucho la cara". Mira que me da igual que no me haya dicho nada malo. Pero en este momento todo me sienta mal. Hasta respirar...


Pero hay más: Además el chino de los cojones, tras una semana ausente, viene a joder como de costumbre y no tiene otra que poner sus platos y vasos sucios en el lavavajillas limpio, acabado de terminar. Le digo en un tono que ya roza lo borde "Pablo, ¡El fregalatos estaba limpio!" A lo que me responde sonriendo y riendo "no jodas". ¿No jodas? Pero de qué vas somierda... Convivencia pacífica y feliz dónde las haya.

1 comentario:

  1. jajajaj yo también lo echo de menos! díselo a la reserva de chuches de esta tarde, menos mal q de tanto en tanto voy al gym...mañana :D

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