martes, 6 de marzo de 2012

Galletadicto

Este sábado fui al supermercado antes de ir a casa de mi tía... Sí, fui a comprar galletas, esas que me acompañan en el sentimiento y en tantos viajes... Tengo un problema GRAVE, y cuando digo grave me refiero a que es susceptible de ser analizado por un psiquiatra.

Pues llegué a aquel estante del MerkaMadrid. Pasillo cuatro, el fondo a la derecha. Voy a tiro hecho a coger las galletas de siempre... cuando ¡OH NOOOO! han desaparecido... ¿y mis galletas con pepitas de la marca Gullón? (ya he dicho que patrocino marcas) No puede ser.
Lo que sigue es tal cual lo cuento:
Comienzo a buscar una posible nueva ubicación, desesperadamente remuevo galletas de la primera línea de visión porque pensé que alguien las había escondido como hago yo algunas veces... ¿Por qué me joden la vida? ¿POR QUÉ? ¿POR QUÉÉÉÉ?

No es que no estén por reposición... han muerto.
Me joden el día, se tiñe de gris, me quita la sonrisa de la cara y lo peor es que hace que vuelva a caer en las Príncipes que ya no cuestan 0'99 sino 1,09, y siguen subiendo... Les he cogido asco (comer cinco años, casi todos los días es lo que tiene) pero necesitaba de chocolate y no tenía suelto... así que...

Desde aquí pido a la empresa con fábrica situada en Burgos (esto es todo de estudiarme los envoltorios) que no cese en su labor de hacer felices a personas como yo ¡Por dios, la virgen y todos los santos del cielo!

Reacción parecida al no ver mis galletas en su sitio. La apariencia de gordo es sólo un efecto provocado por un foco bajo mi cuerpo, cualquier parecido con la realidad es pura ficción.

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