¿Sabéis esa sensación de ver la cama como tu peor enemigo? ¿De odiar ese momento en el que tu mente se pone a merodear por cosas que no quieres? ¿De noches en que vuelta tras vuelta terminas con sábanas, mantas y edredones deshechos? ¿A que no jode? Como tampoco jode levantarte a beber agua o mear mientras te dices "Si te levantas te quitas el sueño de encima".
Esas son mis noches durante este mes. Lo más grande es que todo va sobre ruedas y me choca que las cosas me vayan tan bien. ¡Justo ahora!
El caso es que, evadiendo mis responsabilidades,tengo que hacer un trabajo y por la mitad me da por entretenerme, pararme a pensar, pensar en el momento de hacer frente a la cama y decirle: Hola, chata. Abrázame y dame calor. Y a la vez pensar en rechazar su calor... (Porque no es más que el que tú le das a ella. ¡Sí!, yo puedo poner calentorra a una cama aunque sea a la única que pongo caliente) porque quieras que no, la cama no entretiene, te raya. Todo está a oscuras, si miras hacia arriba ves lo mismo que estando de lado, negro, pero ves con una claridad absoluta lo que no viste o no hayas podido ver.
Si al menos tuviera una unidad familiar tendría un hábito de sueño... (pero no vivo en Los Sims). La verdad que ahora no me puedo quejar y supongo que el miedo a que cambie algo será razón de estas noches absurdas.
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